diumenge, el dia de repos

Me inquieta ver como cada vez se abren más comercios en domingo. Me entristece constatar como estamos perdiendo lo que tanto costó conseguir: jornadas laborales de 38-40 horas y ampliar el descanso semanal del domingo al sábado.
Vivimos sumidos en una gran paradoja: por un lado estamos sujetos a una oferta creciente de consumo y de ocio para todos los gustos, y por otro nos encontramos cada vez más obligados a trabajar en domingo y fiestas. Es el pez que se muerde la cola. Si esto va en aumento, cada vez será más incompatible llevarlo a la par: o bien trabajamos los domingos o contrariamente los descansamos. El equilibrio de personas que estén a un lado u a otro, se romperá inevitable-
mente, arrastrado por nuestra sociedad materialista.
Detrás de todo este lío, que parece un callejón sin salida está, sin duda, aquello de… no podéis servir a Dios y al dinero, porque quien ame a uno, despreciará al otro…
El domingo, que es lo mismo que “ santificar las fiestas” no solo tiene que ver con cumplir externamente, el precepto dominical de la eucaristía, que también, sino con algo más profundo y existencial. El domingo nos hace presente a Dios mismo, en medio de la vorágine de nuestra semana tan y tan ocupada. Nos hace salir de nuestro tiempo, de nuestro horario, de nuestro dinero y de nuestro trabajo, para meternos en el tiempo de Dios que es eterno, en el horario de Dios que no tiene horas, en la providencia de Dios y en el trabajo de Dios, que no es otro que el de amarnos como a hijos.
Pero todo esto no es un discurso vago, intelectual e idealista. Todos tenemos responsabilidades concretas:
Quien tenga un comercio, que se plantee no abrir los domingos ni las fiestas, a pesar de la competencia.
Quien sea un simple asalariado, que se plantee luchar por “ la objeción de conciencia”
Quien no sea ni una cosa ni otra, que se plantee no comprar nada ( ni siquiera el pan) en domingo ni ningún día de fiesta.
Haremos un favor impagable a nuestra sociedad maltrecha y a nosotros mismos.
Domingo, el día del descanso, el día del Señor, el día de la Resurrección de Jesús entre los muertos….Valga decir: el día que podemos prescindir de la máquina imparable que nos lleva al desasosiego, el día que no es nuestro, el día que nos hace presente que podemos vivir como vivos y no como muertos …
El domingo no es una imposición, es un regalo de Dios.
Quien conoce esto , conoce el Domingo. Quien no lo conoce, tristemente se lo pierde.

Glòria Vendrell i Balaguer

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