Terremoto




Un leve temblor en el suelo y las hojas secas en revuelo, provocaron desconcierto en el viejo zorro. El horizonte se enturbió, el aire pareció ralentizarse, las hormigas que hacía unos instantes avanzaban en ordenadas filas, apresuraron la marcha y se escondieron en sus sendos hormigueros… Nada vivo perceptible alrededor, salvo el movimiento intermitente de sus pequeñas orejas, activadas por el instinto de alerta aprendido después de tantos años viviendo en el bosque de coníferas.

Con el segundo temblor, esta vez más prolongado, las pequeñas partículas de tierra y polvo friccionaron entre ellas, causando destellos luminosos. El viejo zorro asustado buscó cobijo en la madriguera más cercana y esperó.

Después del estrépito, al salir de su escondrijo protector, el viejo zorro vio como el suelo agrietado mostraba estrechas y profundas gargantas de roca caliza y se asustó a la vista de tantos árboles desgarrados y de tanto silencio abrumador…

Con la mirada fija en el horizonte difuminado, creyó divisar un camino, creyó sentir un murmullo de voces que le llamaban y como creyó que aún le quedaban fuerzas para correr y trotar, sin mirar atrás ni un solo momento, el viejo zorro corrió.

Glòria Vendrell Balaguer
octubre 2023

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