Hablar de Dios
Dios es tan grande que tiene tiempo también para nosotros (...)
Hablar de Dios significa, ante todo tener claro lo que debemos brindar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. No un Dios abstracto, no una hipótesis, sino un Dios concreto, un Dios que existe, que ha entrado en la historia y está presente en la historia, el Dios de Jesucristo como respuesta a la pregunta fundamental del por qué y cómo vivir (...)
Hablar de Dios quiere decir dar espacio a Aquél que nos lo hace conocer, que nos revela su rostro de amor; significa expropiar nuestro propio yo, ofreciéndolo a Cristo (...)
Para hablar de Dios, tenemos que dejarle espacio en la esperanza de que es Él quien actúa en nuestra debilidad: dejar espacio sin miedo, con sencillez y alegría, en la profunda convicción de que cuanto más lo pongamos en medio, y no a nosotros, más nuestra comunicación será fructífera (...)
Benet XVI
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